Ayer Justin King, el CEO de Sanisbury's presentaba los resultados del primer trimestre. Ya se había anticipado que serían unos datos positivos, pero no tan buenos como viene siendo habitual. 

Las cifras son +3.3% en ventas (sin gasolina) y +0.8% en ventas comparables. Superiores a los competidores, pero algo menos buenas que las habituales para Sainsbury's.

La explicación de esta desaceleración la encuentran en la incertidumbre  que rodea las economías caseras en este país, pero sobretodo, que se comparan con un trimestre del 2012 muy bueno para las ventas. Se celebró el año pasado el Golden Jubilee, un fiestón real con dos días extra de fiesta, y que resultaron excelentes en todos los sentidos.

Pero a pesar de este tono un poco apático, Sainsbury's pudo presentar un par de golpes de efecto. Por lo que respecta al del mercado, siguen recortando diferencia con Asda y han ganado en tres meses 0.2% de cuota, acercándose más y más al segundo retailer del país. Y luego dan por alcanzado su objetivo de reutilización y reciclaje de residuos, de forma que no tiran ya residuos a vertederos.

En lo que respecta a su propia marca, continúa arrasando, a pesar de dar por concluida la renovación de la misma. El nivel medio (By Sainsbury's) ha crecido en ventas un 7%, y el premium (Taste the Difference) un 10%.

El problema oculto - y del que se habla poco en estas conferencias - es cómo los crecimientos continuos del canal online (que crece un 16%) y del de proximidad (que crece un 20%) están quitando ventas a los supermercados. Sainsbury's anunció hace un par de años una seríe de medidas para revitalizar sus grandes superficies, pero no se ha vuelto a saber mucho de eso...